sábado, 16 de junio de 2007

Higos

Higos


Los higos son un fruto mediterráneo de los que se dice que servían de alimento a los filósofos de la antigua Grecia. Sea o no verdad, vale la pena probarlos. Crecen también en climas mucho más fríos de lo que se piensa en general, siempre que dispongan de sol abun­dante y gran cantidad de agua.


Suelo y clima:

En los climas templados las higueras prosperan en el peor suelo de que se disponga siempre que esté bien drenado y a pleno sol. Cre­cen muy bien contra un muro orientado al sur y toleran la arcilla, el suelo rico en cal, arenoso o guijarroso.


Tratamiento del suelo:

Las higueras necesitan gran cantidad de humus por lo que con­viene mezclar la tierra con compost. Hay que darles también un poco de cal. En arcillas pesadas, graveras pobres o terrenos areno­sos no hay problemas; éste es el tipo de suelo que se encuentra en los países de donde esta especie es originaria. Pero en todos los demás suelos es conveniente confinar las raíces. Para hacerlo se cultivan los árboles en cajas de cemento o en cualquier otro reci­piente duro, enterrado en el terreno. Crecen también en barriles o en macetas grandes, tanto en interior como en un patio. Hay que facilitar el drenaje del recipiente.

Multiplicación:

Las higueras crecen a partir de renuevos, esquejes y acodos. Para multiplicarlas por esqueje se cortan de un árbol trozos de madera madura de unos 30 cm de longitud a finales del otoño. Se plantan entonces estos esquejes en una zanja poco profunda de buena tierra franca, de manera que formen un ángulo de 45° con el terreno. Por encima de la superficie hay que dejar sólo un punto de crecimiento.


Los esquejes se colocan separados a intervalos de 22 cm. Se los cubre durante el invierno con tierra suelta de modo que queden enterrados por completo. En primavera se quita esa capa de tierra y se dejan al descubierto, se los cubre con túneles y se riega cuando el suelo esté seco. No deben pasar sed. Cuando el tiempo se ha caldeado realmente se retiran los túneles, se acolcha bien y se riega hasta el otoño. Se los traslada entonces a su empla­zamiento definitivo, con cuidado de no dañar las raíces.


Si un ejemplar viejo echa renuevos se desentierra a finales del otoño manteniendo intactas las raíces y se plantan en su emplaza­miento definitivo. Otra posibilidad es acodar una rama baja contra el suelo y una vez enraizada trasplantarla.


Cuidados durante el crecimiento

Hay que cortar de vez en cuando ramas para mantener abierto el árbol si parece que se vuelve demasiado frondoso. A principios del verano de cada año se recorta 1 cm en todas las ramas principales para que no crezcan largas y delgadas.


Cuando comienzan a aumentar de tamaño los frutos, hay que regar copiosamente. 9-14 l diarios son suficientes si el tiempo es seco.


Plagas y enfermedades:

Podredumbre del algodón: Las higueras adquieren esta enfermedad si se las planta después de algodón. Es incurable; los árboles se marchitan y mueren.

Agriado: Si algún insecto portador de la enfermedad penetra por el extremo abierto del fruto éste se seca y adquiere sabor agrio. Hay que arrancar todo higo que esté arrugado o enfermo y tirarlo al montón de compost.


Recolección y almacenamiento:


Los higos se consumen directamente del árbol cuando están madu­ros. El que no pueda comerse de inmediato hay que secarlo. Esto se hace a pleno sol en bandejas o cajas de secado.

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