viernes, 6 de julio de 2007

Membrillos

Membrillos


Los membrilleros están tan emparentados con los manzanos y los perales que estos últimos suelen injertarse sobre ellos ya que son resistentes y producen árboles pequeños. No se los cultiva tanto como se debiera; tienen un sabor delicado y muy especial, y la jalea preparada con ellos es una de las mejores experiencias gastro­nómicas del mundo.


Suelo y clima:

Crecen en cualquier suelo o clima en donde lo hagan los manzanos (véase Manzana) aunque son algo más delicados. Prefieren veranos cálidos e inviernos no demasiado fríos. El suelo pesado les va bien, pero ha de estar drenado.

Tratamiento del suelo:

Hay que hacer una cava profunda del terreno y, si no se tiene prisa, conviene cultivar y enterrar a continuación uno o dos cultivos de abono verde. El suelo debe dar reacción neutra, con un pH 7. Los membrilleros no toleran el exceso de nitrógeno pero necesitan fos­fato y potasio.


Multiplicación:

Si no se compran los plantones en un vivero, la mejor manera de conseguirlos es a partir de esquejes tomados de los renuevos que el árbol echa cada año. En otoño se cortan tiras de 23 cm de largo y se entierran en suelo arenoso hasta dos tercios de su longitud. Al cabo de un año se los lleva a su emplazamiento definitivo.


Cuidados durante el crecimiento:

Los membrilleros se podan dándoles cualquiera de las formas posi­bles o se los deja a su aire, en cuyo caso adoptan forma arbustiva, amplia y achaparrada. No son propensos al ataque de plagas ni enfermedades.


Recolección y almacenamiento


Los frutos se dejan en el árbol hasta que se producen las primeras heladas intensas. Con ellos se prepara jalea, o si no se tiene tiempo para hacerlo de inmediato se los guarda en ambiente húmedo y fresco por espacio de hasta tres meses.

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