Uva espina
Estos arbustos son muy adecuados para su cultivo en huertos pequeños ya que dan una producción elevada en una superficie pequeña. Se cultivan también en cordón, en cuyo caso apenas ocupan espacio.
Suelo y clima:
Crecen en casi cualquier terreno aunque muestran una cierta preferencia hacia los pesados. Les gustan los climas frescos y toleran muy bien la sombra, por lo cual se los puede plantar en lugares en donde ésta sea excesiva para otras especies.
Tratamiento del suelo:
Hay que cavar en profundidad e incorporar estiércol o compost en la paletada superior en una superficie amplia ya que las raíces son superficiales pero se extienden a gran distancia en horizontal. Un pH comprendido entre 6 y 8 es el más idóneo. Si es inferior a 6 hay que incorporar algo de cal.
Multiplicación:
Los arbustos nuevos se plantan durante el otoño o el invierno. Los ejemplares en forma libre deben estar separados 1.5 m y los cordones 30 cm en las hileras. Con el método del bancal profundo hay que poner las plantas separadas 1.2 m en una linea desde la mitad del bancal.
Cuidados durante el crecimiento:
Cuando los arbustos tienen uno o dos años se corta cada rama principal por la mitad de su longitud a la altura de una yema. Si la planta está abatida se corta por encima de una yema dirigida hacia arriba; si está erguida por encima de una dirigida hacia afuera. Las ramas laterales se dejan a 8 cm del tronco. Cada año de los siguientes se recorta una parte importante de la leña vieja.
Hay que acortar cada verano todas las ramas laterales y dejar cinco hojas en cada una. En esa época debe vigilarse la presencia de mildiu y, si aparece, cortar los brotes afectados. Estas plantas deben crecer sobre un "pie", que es un tronco corto. El terreno situado por debajo y entre los arbustos debe mantenerse libre de malas hierbas. No debe cavarse para evitar dañar las raíces, y las labores con azada, grada o motocultor han de ser muy superficiales.
Plagas y enfermedades:
Mildiu del grosellero espinoso: El primer sintoma es un vello blanco que cubre los brotes y hojas jóvenes. Las bayas adquieren una cubierta pardusca. La mejor manera de evitarlo es no administrar excesivo nitrógeno. Si se presenta hay que cortar y quemar las partes afectadas y rociar a mediados del verano con una mezcla formada por 228 g de jabón blando, 500 g de sosa de lavar y 23 1 de agua. El rociado se puede repetir en primavera, cuando la floración, y de nuevo cuando aparecen los frutos.
Hoplocampa: Son pequeñas orugas de cuerpos moteados en verde y negro y con cola amarilla. Producen tres generaciones por temporada y llegan a dejar los arbustos sin hojas. Hay que rociar con derris, pelitre o cuasia.
Araña roja: Estos diminutos ácaros se apiñan en las hojas y hacen que se vuelvan de color bronce con una mancha blanca en el envés. Las hojas al final se secan y mueren. La solución es arrojarlos de la planta con un chorro de agua.
Recolección:
Para recoger los frutos se pasa por las ramas una mano enfundada en un guante grueso de piel. Caen y se recogen en una hoja de periódico. Para separarlos de las hojas y otros residuos se los pasa por una tabla inclinada por la que sólo ruedan los frutos.
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