El suelo para los frutales
Al elegir el lugar para los frutales hay que tener en cuenta la calidad del suelo. La mayoría de ellos lo necesitan rico y con abundancia de estiércol o compost ya que los árboles y los arbustos pronto agotan los elementos nutrientes del terreno. Las higueras crecen en tierras pobres y los melocotoneros prefieren un suelo arenoso y ligero, pero se trata de dos especies de climas cálidos. Todos necesitan un buen drenaje por lo que si la parcela es húmeda habrá que avenarla de manera artificial. El suelo ha de ser también profundo: los pies altos y semialtos, en particular, hunden sus raíces en profundidad, aunque los frutales en abanico plantados contra una pared pueden extenderlas por debajo del terreno improductivo ocupado por un sendero o un patio.

Con un frutedo espacioso se piensa a veces en cultivar otras plantas debajo de los árboles frutales formados. Pero apenas es posible: sólo crecerán algunos narcisos pero nada comestible. Si se quiere utilizar ese espacio lo mejor es dejarlo para pasto de las ovejas (siempre que no alcancen a las hojas y las ramas de los árboles). El estiércol es una buena contribución a la tierra.
Los frutales jóvenes dan en general más frutos y con mayor rapidez si la tierra que cubre sus raíces está desnuda. Los cultivadores comerciales lo logran rociando la zona con herbicidas, pero es más aconsejable aplicar una buena capa de sustancia orgánica. Sin embargo, si se deja desnudo el terreno hay que reducir la cantidad de estiércol añadido pues éste estimula el crecimiento vegetativo del árbol en lugar de la producción de fruta. No debe despejarse esa zona con medios mecánicos pues se pueden dañar las raíces próximas a la superficie.
1 comentario:
Como se mantiene la tierra desnuda sin utilizar medios quimicos ni mecanicos?
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