Limones y limas
Aparte de los limones ordinarios se cultiva también el limón Meyer, que es un híbrido muy apropiado para los huertos pequeños. Es resistente —lo suficiente como para sobrevivir a temperaturas de hasta —9 °C— y bastante pequeño. Al aire libre constituye un arbusto de 1.8 m de altura. Crece bien en macetas, en terrados y patios. En la página 212 se explica el modo de cultivar limones en invernadero. Las limas se usan del mismo modo que los limones pero contienen más ácido y mucho más azúcar.
Suelo y clima:
Los limoneros son un poco más delicados que los naranjos y prefieren un suelo pesado. Como dan fruto durante todo el año las heladas invernales dañan a veces la cosecha. Esto es aplicable asimismo a las limas, que son todavía menos resistentes. Ambas especies son subtropicales. Toleran la mayoría de los suelos siempre que el nivel freático esté por debajo de hasta donde llegan sus raíces, que no es a más de 1.2 m. Hay que incorporar al terreno abundante material fosfático.
Multiplicación:
Deben comprarse los árboles ya injertados. Se plantan igual que cualquier otra especie. Los patrones más habituales son los mismos que para los naranjos. Los limoneros se plantan también en bancal profundo circular.
Cuidados durante el crecimiento:
Los limoneros necesitan un poco más de poda que los naranjos, la suficiente como para impedir un excesivo vigor que los tornaría vulnerables al mal tiempo. Hay que acortar las ramas dirigidas hacia el exterior y dejar las yemas dirigidas hacia dentro para conseguir un árbol compacto. Esto puede hacerse en cualquier época del año. En el caso de las limas no hace falta podar. Si los ejemplares crecen bien pero sin dar fruto, hay que protegerlos contra el viento y administrarles una porción adicional de compost; con estas pequeñas atenciones se consiguen notables resultados.
Recolección:
Tanto la temporada de limones como la de limas dura todo el año en los climas idóneos, por lo que se recogen cuando hacen falta.
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